jueves, 23 de enero de 2014

Entre el dos y el tres

Debe haber pasado algún tiempo, no se si una semana o un año. Son esas vacaciones que uno a veces se toma de sí mismo en la zona negociable de la renuncia, que no es tanta como parece, porque al final los rincones de un lado siguen estando siempre custodiados por las esquinas del otro y permiten lo que permiten.

La necesidad de escribir es algo que debería poder contenerse, como las pasiones, como el alcohol o la droga, porque aun no haciendo mal a nadie, tampoco a nadie le gusta sentirse pillado aunque sea por el reflejo de la pantalla en sus propias gafas y de sus gafas en la propia pantalla y así hasta casi la endogamia inútil, como las caras que aparecen multiplicadas en los ascensores del cortinglés provocando la prisa por bajarse en unos y por continuar el viaje para los que disfrutan reproduciéndose en los espejos y llenándolo todo de omnipresencia.  Los gordos y bajitos, lo preferimos rápido (el ascensor) y lento (el pensamiento) a la vez, pero no siempre se conjugan los dos verbos simultáneamente, o el viaje dura demasiado o el pensamiento es tan fugaz que no da tiempo a decidirse por ninguna estación. No me digáis que no os ha pasado lo de pulsar el tres y cambiar de opinión después del dos a punto de frenazo y mientras el abrecierra ejecuta parsimonioso su programa, mirar el móvil con aire interesante -como concentrados en el no saber qué coño hago entre el dos y el tres ahora que acaba de subir la de las mechas cobrizas y hay compaña- que la soledad es muy mala.  La cosa pasa por lo de siempre, ponemos impulso irremediable al pulsar el número pero la dirección no está clara del todo sobre todo cuando no sabemos bien dónde nos encontramos y subir o bajar se convierte en cuestión de lo que toque,  o de lo que pulse la de las mechas, pero tranquilo que lo seguro es que no pasarás del menos tres ni subirás más del siete hagas lo que hagas y elijas lo que elijas. Claro, que si lo del ascensor es jodido, prueba las escaleras, son insoportables.

1 comentario:

  1. Nos Volveremos A Ver14 de mayo de 2014, 10:48

    Los ascensores ni rincones ni esquinas y la de las mechas ni p. caso. Pues eso. Larga vida. -Apruebame, apruebame.

    ResponderEliminar